"¿Por qué “Nival”?" Pues, si tuviera un peso por cada vez que alguien nos lo pregunta –como dicen los viejos- sería millonaria. Así que, a pedido del Grupo, les hago saber.

Cuando escogimos el nombre del grupo era de noche en San Miguel del Padrón y no había luz, estábamos divagando para pasar el rato y tratando de aprovechar el tiempo en algo factible comenzamos a darle forma al sueño de un grupo que queríamos crear, y que necesitaba un nombre; así empezamos con una lluvia de ideas, un tanto atropellada, que terminó en búsquedas al azar en la Wikitaxi, con la carga que le iba quedando a una laptop.

Palabras iban y venían pero nada nos seducía, entonces Darian dijo que le gustaba mucho el estilo de la editorial O’Relly, la cual se caracteriza por ilustrar con animales la portada de sus libros.

¿Animales eh? Sí sí, claro, a todos nos encantó la idea. Los animales tienen un atractivo peculiar y además, nos permitía mostrar nuestro lado verde. De ahí en lo adelante avanzamos rápido, un par de menciones y a la tercera ya hablábamos del búho mascota de la facultad donde estudié.

Diría “googleamos”,  pero realmente “wikiamos” diversas lechuzas y tecolotes, hasta que,  al dar con el “gran búho blanco de Ártico” fue amor a primera vista. Nos encantó su figura, sus grandes delineados ojos amarillos, sus plumas blancas y más que nada, su nombre.

Nival es una palabra corta, fácil de pronunciar, atractiva en su sencillez y ritmo, que funciona lo mismo en español que en inglés; de modo que la hicimos nuestra.

Nos sorprendió ver que en muchos diccionarios no existe, pues al parecer es más bien un término académico usado en biología y geografía para describir ambientes fríos. Se define en algunos libros como sinónimo de nevoso. Siguiendo esa línea, el búho nival no es el único que a dicho hábitat debe su nombre. Nosotros encontramos también una perdiz nival, pero queríamos evitar chistes relacionados con comida. Así fue que el Búho Nival dio nombre a nuestro grupo.


Posteriormente, al tratar de comprar el dominio para nuestro sitio web, nos tropezamos con que existía con ese nombre una compañía euroasiática –creo que Rusa- que se dedica a hacer videojuegos; y también un grupo italiano especializado en servicios y logística en el sector inmobiliario –creo, no estoy segura porque no hablo italiano. Con lo cual comprendimos que no éramos exclusivos en el gusto y la elección por la palabra nival, lo cual, no obstante, aceptamos al coincidir en mantener el nombre.

Luego, esa misma noche, dimos los primeros pasos en el diseño de la identidad, la cual adoptó su forma definitiva tras los consejos y correcciones de los diseñadores gráficos Lissette Echevarría y Rubén Carlos Borrajo, que insistieron con muy buenas recomendaciones en la necesidad de hacer cambios a la versión original hecha por nosotros. Meses después, se le incorporó a ésta la figura del búho, obra del joven Emmanuel Cantón, para el cual tenemos también agradecimientos.

Para no pasar nada por alto, quedaría por mencionar el signo de admiración que sustituye a la i –o mejor dicho, funciona como una i invertida- en la palabra Nival de la identidad, detalle que incorporamos desde el inicio un tanto por antojo y un tanto por incluir un símbolo utilizado en lenguaje de programación.

Como pueden ver, mucho de lo que es y representa el Grupo Nival hoy ha surgido en la marcha, de una forma un tanto artesanal, lo cual no le resta en profesionalismo.

Un nuevo miembro del grupo nos decía hace poco, tratando de responderse a sí mismo la pregunta que esclarecemos aquí, que suponía que habíamos elegido el búho porque trabajábamos muchas veces con el horario invertido. Nos sorprendió esa deducción porque tenía mucha lógica, pero era algo en lo que nunca habíamos pensado. Nos pareció gracioso y le dijimos que quizás de ahora en lo adelante sumaríamos eso a nuestros argumentos, ¿por qué no?

Realmente, como ya descubren al terminar esta historia, no nos apena decir que no buscamos sentidos subliminales al elegir nuestra marca, movidos por razones más simples y triviales: estábamos apurados, teníamos muchas ganas de hacer, y no podíamos demorarnos más que una noche de apagón en esta isla tropical en comenzar nuestro camino.

¿Y saben qué? Adoramos nuestro nombre, porque a fin de cuentas, así es el amor.